En la Procuraduría Agraria consideramos que cada uno de los servidores públicos que aquí colabora, cuenta con una dignidad que se refleja en el trabajo cotidiano que realizamos, en la atención de nuestro público usuario, en el servicio profesional que procuramos a nuestros compañeros de trabajo, en la oportuna respuesta que damos a quien solicita un servicio.

Estas acciones diarias deben ir acompañadas, además, de un trato amable, cortés, alegre, comprometido, realista. Cualidades que se desarrollan en el ejercicio permanente, habitual, virtuoso.

Debemos generar un compromiso entre el público usuario, sujeto agrario y cada trabajador de la Institución , debemos ponernos en los zapatos del otro.

Cada servidor público es el rostro de la Institución ante la sociedad y da testimonio de lo que se hace en la Procuraduría Agraria.

La capacitación es un proceso de actualización de las capacidades de cada persona, por tanto es necesario que quien se capacite, ponga en juego su propio ser, que con humildad reconozca sus riquezas y deficiencias y se comprometa con su propio crecimiento personal.

Como la persona es una unidad individual, tenemos que reconocer la importancia de todas sus esferas de desarrollo para el buen desempeño en su trabajo. No dejamos de ser padres o madres, de pertenecer a una familia, de profesar una creencia religiosa, de formar parte de un club o partido, por el hecho de hallarnos en lugares y horarios laborales. Estamos entonces obligados a coordinar y armonizar el desarrollo técnico especializado con el de las relaciones humanas.

Deseamos que cada servidor público capacitado asuma de manera responsable un compromiso con la Institución , que le brinda oportunidades para fomentar su desarrollo personal y profesional, al tiempo que lo incentiva a enriquecerse en valores que cimiento su entorno familiar.

¡Capacitarse para ser, estar, conocer y servir!